20 años de la Cantuta
Era 25 de abril de 1993, Justo Arizapana Vicente, un humilde reciclador dormía en un relleno sanitario de la quebrada de Chavilca en Cieneguilla como parte de su guardia al pendiente de los plásticos, fierros, papeles y cartones reunidos en un montículo de basura que sirvieran como parte de su labor, pero la presencia de un carro que se asomaba hizo que este no reaccionara y se quedara quieto, una luz andante hacia él impulsó a que corriese a cuanto quebrada lo cubriera convirtiéndose en el principal testigo de la ubicación de los nueves jóvenes estudiantes y un profesor de La Universidad la Cantuta que estaban desaparecidos desde julio de 1992.
FOTOS de los nueves estudiantes y un profesor desaparecidos la noche de julio en 1992. |
“Uno ordenaba: ya bájense las cajas y las lampas de una vez, como hemos quedado de una vez. ... Ese día escuchaba por la radio el programa de Radioprogramas sobre los desaparecidos de la Cantuta, era el caso más tratado, y supuse que eran ellos”, Justo Arizapana relataba para las cámaras del canal dos.
Diez
hombres bajaban del carro confirmando que no hubiese testigos de sus acciones,
se distribuían de tres en tres con palas y cajas de leche, que iban enterrando.
El reciclador, tomó la decisión de escarbar, cuando sus manos sintieron pedazos
de carne y ropa pegada, producto de la incineración,
buscó a su amigo Guillermo Cataroca y juntos dibujaron un mapa
con la ubicación de las fosas.
GUILLERMO CATAROCA Y JUSTO ARIZAPANA cogen el mapa de la ubicación de las fosas clandestinas. |
Justo y Guillermo introdujeron en
un sobre manila el mapa y los restos del hueso de la cadera chamuscada, era
remitido para al congresista Roger Cáceres Velásquez, principal investigador de
los desaparecidos de la Cantuta. En julio de 1993, la revista “Sí” hacía pública
la falta de investigación por las escasas pruebas. Luego de ese día, fiscales
con los planos del reciclador hallaban las cuatro fosas clandestinas, que por
el análisis forense descubrían que uno de los restos eran del profesor de Educación Inicial Muñoz
Sánchez.
FISCALES revisan el hallazgo de restos humanos quemados |
Nueve eran los estudiantes
sospechosos de la explosión que ocurrió en la avenida Tarata en
Miraflores: Bertila Lozano Torres, Dora
Oyague Fierro, Luis Enrique Ortiz Perea, Armando Richard Amaro Cóndor, Robert
Édgar Teodoro Espinoza, Heráclides Pablo Meza, Felipe Flores Chipana, Marcelino
Rosales Cárdenas, y Juan Gabriel Mariños Figueroa, y junto a su profesor Muñoz
Sánchez, fueron torturados, asesinados y quemados por el grupo paramilitar Colina, este tipo de hechos son de los que uno como peruano no debe olvidar.